martes, 29 de noviembre de 2016
A ti.
Me gustas de noche, de día, sola y acompañada.
Me gustas cuando callas, cuando no tienes silencio alguno.
Me gustas cuando hueles a humo, o a cerveza en verano.
Me gusta tu frío, tu calor.
Me gusta creer que eres solo mío, aunque a ratos me gusta compartirte.
Me gusta que guardes mis secretos y que nadie más los sepa, solo tú y yo.
Me gusta caminarte, recordarte y perderme en ti.
A veces llego a odiarte por aquello que fuiste y ya no eres,
pero después recuerdo lo feliz que me haces y se me olvida.
Quizás casi nadie nos entienda,
pero es que tú y yo hemos vivido demasiado como para dejarnos llevar por habladurías.
Habrá gente que me llamará loca por vivir enamorada de ti,
pero en esto del corazón, casi todo el mundo sabe que no se manda.
Si algún día llegara a perderte no sé qué sería de mí, sin ti,
pero me daría aún más pena pensar que sería de ti, sin mí,
sin nuestros momentos,
esos mismos momentos como los de hoy,
en el que mi mente se evade de todo
y en mi mundo solo hay cabida para los dos,
entonces ocurren cosas como estas,
que mientras te miro, me siento a escribirte.
Cuanto me has dado,
que de veces he llorado en ti sin que nadie lo supiera
y ni contar las veces que me he reído contigo.
Gracias por darme y guardarme tantas historias,
gracias simplemente por existir, por curar mi corazón y liberar mi mente.
Si algún día me preguntaran que a donde pertenezco, diré que a ti.
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En alguna ocasión también fui su cautivo, su voluntario cautivo. Precioso.
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